Aranceles estadounidenses amenazan la feria del vino "Wine Paris 2025"
RFI: Francesca
Seralvo, propietaria de una finca familiar de la Società Agricola Mazzolino en
Lombardía, en el norte de Italia, produce 100.000 botellas de vino al año y
exporta un tercio de su producción a Estados Unidos.
"Trabajar de la mano"
Conocer a sus importadores estadounidenses en la feria parisina es
imprescindible para esta viticultora italiana que habla un francés perfecto.
Pero ante la incertidumbre reinante, negociar los precios es casi imposible: "La
situación es muy complicada. Ya en diciembre, después de las elecciones
presidenciales de Estados Unidos, nuestros importadores hicieron pedidos para
llenar sus reservas. Dijeron: 'Ahora vamos a tomar vino, porque no sabemos qué
va a pasar'. Pero no podemos simplemente hacer una venta excepcional, y que
quede en esto. Nuestro objetivo es construir nuestro futuro".
La viticultora sabe que tendrá que trabajar con sus importadores
estadounidenses, no actuar contra ellos. "Son nuestros socios",
dice. "Tenemos que trabajar de la mano para encontrar puntos en común.
Pero nuestro negocio está destinado a contraerse", agrega.
En los pasillos del salón, los aranceles están en boca de todos. "Sí,
habrá pérdidas", suspira Albéric Bichot, comerciante de vinos de
Borgoña al frente de la Maison Albert Bichot. "Si volvieran los
aranceles, sería muy malo. (…) Si Trump piensa como un hombre de negocios,
podemos esperar que regrese a un principio de realidad para no imponer estos
impuestos a las importaciones", prosigue. En 2020, los daños sufridos
por la industria vitivinícola francesa debido a los recargos aduaneros
estadounidenses se estimaron en 500 millones de euros.
Europa en orden de batalla
La Comisión Europea asegura que, por el momento, no ha recibido ninguna
notificación de nuevos aranceles estadounidenses en cuanto a los vinos. Y, sin
embargo, la Unión Europea podría ser el próximo objetivo de la sobreimposición
aduanera decretada por Donald Trump, con consecuencias potencialmente graves
para los viticultores europeos que acudan en masa a la feria del vino Wine
Paris.
"Si se impusieran aranceles estadounidenses, sería muy duro para
los negocios", suspira
Guillermo Planas, gerente de exportaciones de Viñas del Jaro, una bodega en la
región de Castilla y León, que vio a sus vecinos franceses sufrir grandes
pérdidas durante una disputa entre Airbus y Boeing en 2020. En esta ocasión, es
toda la industria vitivinícola europea la que podría ser el objetivo: "Estamos
realmente preocupados. Estamos a la espera de cómo evolucionen las cosas. No
sabemos nada más", precisa.
"Esto llega en el
peor momento", coincide Fabio Zenato, presidente del
Consortzio Tutela Lugana, un grupo de viticultores de la región del lago de
Garda, en el norte de Italia. Estos productores, ya presentes del otro lado del
Atlántico, han realizado importantes inversiones para aumentar sus
exportaciones a Estados Unidos. Pero "estamos en un punto muerto, hay
incertidumbre. Se trata de una locura que no solo afectará a los vinos
importados a Estados Unidos. Es probable que todo el mercado del vino
estadounidense pague el precio", señala.
Los productores europeos están convencidos: si Trump grava sus vinos, Bruselas entrará en guerra comercial con Estados Unidos.
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