¿Cómo se elige un nuevo papa?
Considerado por la iglesia católica como la máxima
autoridad terrenal y el padre espiritual de los fieles católicos, el papa es
una figura central que representa la cabeza visible de los creyentes, además de
ser llamado como el vicario de Cristo.
A
lo largo de la historia, el catolicismo ha registrado 266 papas, incluyendo al
actual Francisco, de los cuales muchos han ejercido el pontificado durante
menos de un año y otros han llegado a durar más de 20 años.
Aunque en un principio
eran elegidos a través de la opinión popular que sostenían el clero y los
fieles, según la página web de National Geographic, en el año 1059 el papa Nicolás promulgó un decreto donde establecía el proceso de
elección de los pontífices y el papel de los cardenales obispos como posibles
electores.
Con el tiempo, este
decreto le otorgó más autonomía al Sacro
Colegio Cardenalicio, consejo de alta jerarquía eclesiástica compuesto por
los cardenales, establecido de manera formal en 1150.
Algunos de estos
cardenales que integran este colegio suelen trabajar de manera directa para el Vaticano, pero por lo general la mayoría son
distribuidos por todo el mundo y dirigen una diócesis o arquidiócesis.
Ya sea porque un
pontífice muera o renuncie a su posición, los cardenales menores de 80 años tienen el deber de viajar a
Roma en un tiempo estimado de 15 o 20 días para participar en la nueva elección, donde se les asigna una
iglesia local “titular” para supervisar y celebrar misa durante
su estancia.
Reunidos de manera
oficial, se adentran en la Capilla
Sixtina que, con estrictas medidas de seguridad, garantiza el secreto
del procedimiento y queda totalmente sellada al público durante la reunión y
solo unos pocos pueden mantener contacto con los cardenales que votan. A esto
es a lo que se le conoce como cónclave
papal.
De acuerdo con la
Enciclopedia Britannica, en este procedimiento los cardenales votan
por varios días hasta seleccionar un candidato. El primer día del cónclave papal se realiza la votación
inicial; en caso de que nadie quede electo, se continúa por un máximo de cuatro
días.
Cuando uno de ellos
recibe dos tercios de los votos, se convierte en el nuevo pontífice de la
iglesia y tanto las papeletas como todas las notas correspondientes al cónclave
son quemadas en una estufa situada en la capilla.
El color del humo que
sale de una pipa que atraviesa el techo permite a la multitud reunida en la Plaza de San Pedro saber cómo ha ido la
votación: cuando ningún candidato obtiene la mayoría necesaria, el humo es
negro; si se ha elegido un nuevo Papa, el humo es blanco y la noticia es
confirmada formalmente con la aparición del diácono de mayor edad en el balcón central
de la plaza para declarar las palabras en latín “Habemus
papam”, que traducido significa “Tenemos un Papa”.
Poco después, el nuevo
Papa, con ropas pontificias, aparece en el mismo balcón y da su primera
bendición como Papa a la multitud.
Cuando Francisco apareció
por primera vez en el público en el 2013 desde el balcón, optó por una sotana
blanca en lugar del manto rojo usado por los papas anteriores.
Por: Nalphy Martínez.
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