EE.UU. tras interrogatorios del SIM a ajusticiadores de Trujillo: Actuaron por intereses personales o deseos de venganza
Santo Domingo, RD. - El
lote de documentos desclasificados que se publicaron por orden del presidente
de Estados Unidos, Donald Trump, sobre el asesinato del presidente John F. Kennedy, pone sobre la mesa la visión que tenía la
inteligencia norteamericana sobre República Dominicana en 1961.
Uno de los archivos
desclasificados, marcado con el número 104-10214-10034, está dedicado a la
caída de la dictadura de Rafael Trujillo Molina y al plan que descabezó al
régimen que por 31 años rigió bajo sangre y fuego los destinos del país.
A ese documento, en su parte final, se agrega en inglés un "Al final, y bastante lamentable, nota a pie de página".

En ella se
indica que los conspiradores no estaban motivados por la búsqueda de
una república libre y democrática, sino por intereses personales o deseos de
venganza.
Cada una de las 62
páginas del documento están marcadas con las siguientes palabras: "SECRET
- EYES ONLY".
"Los
interrogatorios del SIM a los conspiradores capturados revelaron que no
estaban motivados principalmente por el deseo de vivir en una república libre y
democrática", dice el documento.
Los documentos mencionan
a quien fuera el jefe de las Fuerzas Armadas (FFAA), Juan René "Pupo"
Román, identificado en los documentos como el "General Román",
quien, de acuerdo con los registros, no tenía intención de permitir elecciones
libres tras la caída de Trujillo.
"Su plan era
erigirse como el nuevo “poder fuerte” dominicano
en reemplazo de Trujillo", señala el citado documento.
Los archivos también
mencionan a otros miembros del complot, incluyendo al general Juan Tomás
Díaz, Antonio de la Maza y otros, señalando que sus motivaciones
estaban marcadas por resentimientos personales.
Los documentos de la
inteligencia norteamericana acusan al general Díaz, por ejemplo, de estar
resentido por haber sido deshonrado públicamente por Trujillo y luego
destituido del Ejército Dominicano.
Igual dicen que Antonio
de la Maza tenía un rencor personal con el dictador Trujillo.
"Su hermano,
Octavio, había sido asesinado por los Trujillo para ocultar su participación y
la de ellos en el asesinato de Gerald Murphy en el caso Galíndez. La mayoría de
los demás también tenían motivos personales para desear la muerte de Trujillo",
dicen los documentos clasificados que vieron la luz pública.
En torno a Jordi Bressa,
Juan Vicini, Severo Cabral, Amiana Tio y Antonio Imbert, los documentos señalan
que “desconocemos las motivaciones de hombres como Bressa, Tió e
Imbert”.
La caída de Trujillo
El 30 de mayo de 1961
marcó el fin de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, quien fue ajusticiado
mientras se dirigía a San Cristóbal en su Chevrolet Bel Air, acompañado de su
chofer, Zacarías de la Cruz.
La conspiración para
eliminar al dictador había sido planeada durante meses.
El grupo de ejecutores
estaba compuesto por Antonio de la Maza, Juan Tomás Díaz, Antonio Imbert
Barrera, Modesto Díaz, Pedro Livio Cedeño, Salvador Estrella Sadhalá, Roberto
Pastoriza, Huáscar Tejeda y el teniente Amado García Guerrero.
Divididos en tres
automóviles, los conjurados esperaban la señal acordada para interceptar al
tirano. Aunque esta no fue dada, al notar que un Chevrolet negro ya seguía al
dictador, decidieron actuar. Antonio de la Maza fue quien disparó primero,
hiriendo a Trujillo en el hombro. El enfrentamiento se prolongó por unos
minutos en la avenida George Washington, donde el dictador recibió siete
impactos de bala, aunque logró herir en el vientre a Pedro Livio Cedeño antes
de caer abatido a las 10:10 de la noche.
El régimen de Trujillo
estuvo marcado por innumerables crímenes y violaciones a los derechos humanos.
Entre los episodios más recordados se encuentra el asesinato de las hermanas
Mirabal, Patria, Minerva y María Teresa, junto a Rufino de la Cruz, debido a su
oposición al dictador.
A pesar de las
represalias contra los conspiradores, su acción abrió el camino hacia la
democratización del país y el fin de una de las dictaduras más sangrientas de
América Latina.
Por: Shaddai Eves.
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