EEUU: Trump excluye productos electrónicos de los aranceles
NUEVA YORK. - Los consumidores que estos días se temían en Estados Unidos un futuro de teléfonos
iPhone o Samsung al doble de su precio actual respiraron este sábado aliviados al conocer el
último bandazo comercial del presidente estadounidense.
Móviles, ordenadores, chips, discos
duros y otros componentes electrónicos que tradicionalmente no se fabrican en
el país quedan excluidos de la aplicación de los gravámenes con los que la
Administración de Trump ha iniciado una guerra comercial de alcance global e
imprevisibles consecuencias.
Un documento
publicado el viernes por la noche por la Oficina de Aduanas y
Protección Fronteriza, la responsable de recaudar los gravámenes sobre los
bienes que importa Estados Unidos, dio cuenta discretamente de una nueva
excepción en el errático programa arancelario de Trump.
SERIE PRODUCTOS
TECNOLOGICOS EXENTOS
Según esa salvedad, una serie de
productos tecnológicos quedan exentos de la tasa del 145% sobre los bienes
llegados desde China (y la contraria, del 125%, con la que respondió Pekín
durante esta semana de órdagos cruzados entre ambas capitales), así como del
arancel recíproco del 10% con
la que el pasado 2 de abril Washington decidió castigar a la mayoría de sus
socios comerciales.
Las exenciones afectan a un sector, el
tecnológico, en el que la fantasía de Trump de que los aranceles provoquen un
renacer nacionalista de la industria es poco menos que imposible. Lograr que
esos componentes se fabriquen en Estados Unidos llevaría años.
Además de teléfonos inteligentes,
ordenadores portátiles, discos duros o procesadores, también quedarán excluidos
de los aranceles las máquinas utilizadas para fabricar semiconductores.
A FABRICANTES
DE CHIPS
Cabe interpretar el gesto como un guiño
los fabricantes de chips, y especialmente a Taiwan Semiconductor Manufacturing,
que ha anunciado una importante inversión en Estados Unidos. Es uno de los
sectores más sensibles a la ofensiva arancelaria. Y Trump ha prometido en
repetidas ocasiones un impuesto específico, del estilo de los que ha impuesto
hasta ahora a industrias como la de los fabricantes de coches o a los
productores de acero y aluminio (todos ellos, gravados con un 25%).
No está claro cuál sería la tasa
concreta para los chips si esta entra finalmente en escena.
La alegría de los consumidores de
teléfonos inteligentes podría, con todo, ser efímera. Estas exenciones
responden a una disposición inicial que impide que los aranceles sectoriales se
acumulen sobre las tasas generales impuestas a las exportaciones de cada país.
ADVERTENCIA DE
ANALISTAS
Los analistas ya han advertido que los
productos que de momento se libran de los recargos podrían estar sujetos a
otros aranceles más adelante. Así que una vez más, en la nueva era comercial de
Trump, la incertidumbre es la reina.
El anuncio llega al final de una semana
en la que las hostilidades comerciales entre Pekín y Washington han escalado
como en una partida de póker entre dos jugadores gobernados por el orgullo. Al
final, los dos rivales terminaron sus apuestas con un arancel del 125% a los
productos estadounidenses importados por China y de un 145% a los chinos
importados por Estados Unidos.
“Si insisten en seguir dañando sustancialmente nuestros intereses, China
tomará represalias firmes y peleará hasta el final”, afirmaron sus
autoridades comerciales en un comunicado hecho público el viernes, poco antes
de que la Administración de Trump añadiera sus últimas excepciones.
ESCALADA PONE
EN PELIGRO FUTURO DE APPLE
Esa escalada de gravámenes ponía en
peligro el futuro de una compañía como Apple. Las nuevas tasas auguraban un
incremento de 700 dólares en el precio de un iPhone valorado en mil dólares y
fabricado en China.
Realidades empresariales como esa, así
como el desplome de los mercados durante esta semana, el castigo a la deuda
pública o las críticas en el seno de su propio partido, parecen estar guiando a
Trump en la moderación de la “revolución económica” con la que llegó de nuevo a
la Casa Blanca, con su vieja promesa devolver la grandeza a Estados Unidos
(Make America Great Again).
Esta semana, el presidente
estadounidense tuvo que rendirse a la evidencia de que estaba llevando al país,
y con él a
la economía global, a una recesión y renuncio a la la
guerra comercial que declaró al mundo el dos de abril, jornada que bautizo como
el “Día de la Liberación”.
El miércoles anunció una suspensión durante
90 días de los mal llamados aranceles “recíprocos” para todos los países, con
la excepción de China. Para el resto, deja en vigor un arancel universal del
10%
No es la primera vez que el mandatario
republicano juega la carta de las exenciones para móviles y dispositivos
electrónicos. Ya lo hizo durante su primer mandato en su relación con China.
Entonces, la administración Trump eximió de gravámenes a los teléfonos y
relojes inteligentes, así como a la mayoría de los dispositivos electrónicos.
El equipamiento eléctrico y electrónico es la partida más abultada de las importaciones de Estados Unidos desde China (con un valor de 127.000 millones de dólares). Le siguen la maquinaria y los reactores nucleares (85.000 millones de dólares). Los coches suman 18.000 millones, y los artículos de acero o hierro, 13.000.
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