MARINE LE PEN Marine Le Pen: un futuro político comprometido por la justicia francesa
EFE: Paris. - El mismo día en el que un sondeo le colocaba como favorita para las presidenciales de 2027, la
líder de la extrema derecha francesa Marine
Le Pen vio comprometido su futuro político por una condena por desvío de fondos del Parlamento Europeo que incluye cinco
años de inhabilitación con aplicación preventiva.
Un terremoto en
la vida política del país cuyas consecuencias son ahora difíciles de valorar,
puesto que a inhabilitación de Le Pen se
mantendrá vigente incluso si recurre la sentencia.
La política,
de 56 años, que llevó al partido que heredó
de su padre a las cotas más altas en las urnas y lo situó al borde del
poder, ve ahora como su carrera puede tocar a su fin por lo inusual de la
inhabilitación preventiva que sus lugartenientes se apresuraron a criticar.
La inhabilitación
con carácter inmediato eclipsó el resto de la pena, cuatro años de
cárcel, de los que solo cumplirá dos y con arresto domiciliario y un brazalete
electrónico, y 100.000 euros de multa,
algo menos de lo que había pedido en su contra
la Fiscalía.
Ella misma, que había acudido al Palacio
de Justicia para la lectura de la sentencia, lo abandonó visiblemente
airada poco antes de escuchar su pena, cuando la presidenta del tribunal ya
había dicho que le impondría una pena de inhabilitación
con aplicación inmediata.
Los gestos airados con los que escuchaba a la juez dejaban entrever su enfado y, tras hablar con su abogado, abandonó el lugar sin hacer declaraciones y se dirigió a la sede del partido, donde también acudió su delfín, Jordan Bardella, de 29 años, sobre quien previsiblemente ahora reposan las opciones electorales del partido.

El joven político reaccionó en redes
sociales indicando que la condena a su mentora supone "la
ejecución" de la democracia francesa, aferrándose al argumento que ha
mantenido la defensa de Le Pen, la de que los jueces no pueden privar a once
millones de electores de su candidata.
La líder ultra anunció enseguida que acudirá esta noche
al informativo televisivo de máxima audiencia del país, el de la privada TF1
(18:00 GMT).
El resto de la
clase política reaccionó de forma dispersa. Desde la izquierda
pidieron que cumpliera su pena como cualquier otro ciudadano, como la líder
ecologista, Marine Tondelier, o el izquierdista Manuel Bompard, mientras que
otros políticos consideraron que supone una intromisión en la vida democrática
del país.
Instigadora del sistema

La sentencia considera que Le Pen heredó
en 2009 el "papel central" en el sistema que su padre había urdido en
2004 para financiar el partido con el dinero de los asistentes parlamentarios
de la Eurocámara, y que ella ejerció con "autoridad
y determinación".
Por ello no solo le condenó por los cuatro asistentes que
ella misma tuvo en los años que pasó en la Eurocámara,
sino también como cómplice de todos los demás, en total 4,1 millones de euros
de perjuicio para esa institución.
La presidenta del tribunal insistió en "la gravedad de los hechos" y
justificó la dureza de la condena por la necesidad de probidad de la vida
pública y porque el sistema de financiación ilícita del partido atentó contra
la neutralidad democrática, al
permitirles concurrir en condiciones ventajosas a las elecciones.
"El tribunal ha tenido en
cuenta el riesgo de reincidencia y de desorden público que puede acarrear el
hecho de que concurra a unas elecciones presidenciales una persona
condenada", señaló la
presidenta del tribunal, Bénédicte de Perthuis.
A la líder ultra le impuso la pena más dura, pero también condenó a otros ocho eurodiputados, actuales
o pasados, incluido el alcalde de Perpiñán, Louis Aliot, la ciudad más grande
que nunca ha gobernado la extrema derecha.
Sobre Aliot recayó una pena de tres años de inhabilitación
pero sin aplicación inmediata debido a su condición de electo a nivel local.
La onda expansiva de la condena histórica se sintió fuera de las fronteras francesas. El presidente húngaro, el ultranacionalista Viktor Orban, envió un mensaje en redes sociales diciendo "Je suis Marine", mientras que el Kremlin consideró la sentencia "una disfunción democrática".
No hay comentarios