PRECARIEDADES: A sus 101 años, doña Sixta quiere que le arreglen su casita
Santo Domingo, RD. - A
sus 101 años, una vida centenaria cargada por arduas jornadas de trabajo de sol
a sol y la crianza de sus hijos, se reflejan en los achaques propios de la edad
y una gran preocupación.
A pesar de sus múltiples
enfermedades y carencias, Sixta Laureano solo tiene un deseo: Tener un techo
digno con el cual no sentirse en el aire cada noche al dormir.
“Lo principal es
ese rancho que no lo tengo, yo estoy, que Dios nada más es que sabe, eso es
forrado a fuerza de sábana, porque es en el aire que duermo yo. Usted se
acuesta y ve todo el que está en la carretera, todo está podrido, los comejenes
se lo han comido todo”, manifestó Sixta con tono de
preocupación mientras veía a su alrededor la casita de madera donde vive en el
distrito municipal de La Cuaba, en Pedro Brand.
La claridad que entra a
la casa por las aberturas y las sábanas colgadas en la madera que dan forma al “bohío”
de doña Sixta, dan fe y testimonio de su preocupación, especialmente en
temporada de lluvia, cuando por el zinc agrietado y otros espacios de la casa
diluvia dentro. Una de las dos habitaciones de la casa, se encuentra vacía, por
la cantidad de agua que entra en temporada de lluvia, encontrándose el otro
dormitorio de la casa con tres camas, una de ellas sin sabanas y cubierta de
plástico para evitar que la lluvia moje el colchón.
Además del agua que cae
desde las grietas del zinc, la habitación tiene una puerta que no alcanza a
llegar al marco, por la que también el agua entra al interior de la casita de
doña Sixta.
“Ya esto es una
pocilga, ya esto no es bohío, esto no es rancho, eso no es nada, es una
pocilga”, dijo entre la nostalgia y la angustia de ver cómo se
encuentra la casa que construyó con esfuerzo y donde crió a sus seis hijos, que
hoy se encargan de su cuidado, alimentos y medicamentos.
Doña Sixta sufre de
problemas respiratorios, así como de cardiomegalia (también conocida como el
corazón agrandado) y baja visión, lo que la mantiene sin casi poder respirar y
salir a la galería de su casa, porque le molesta la claridad del sol.
Por: Melanie Cueva.
No hay comentarios